María juraba estar enamorada

María juraba estar enamorada

بسم الله الرحمن الرحيم

Por Psic. Aziza Di Bello

En muchas ocasiones, me hice la pregunta que imagino muchas mujeres pueden haberse hecho también a sí mismas: ¿Qué es el amor? ¿Existe el amor romántico en el islam? ¿Cómo es el amor en el islam? Y ¿Cómo sé qué cosa NO es amor en el islam?

Hay una historia de una mujer, y quisiera compartirles esta historia, ya que nos invita a pensar en posibles respuestas. La historia cuenta sobre una mujer, llamada María. Cuando María conoció a Khaled, rapidamente supo que él era lo que ella fervientemente había soñado. Ver a Khaled era como ver algo muy grande, como observar el amanecer luego de una tormenta eléctrica en una noche de invierno. La calidez de Khaled la derretía sin mesura, y enseguida su admiración se convirtió en adoración pura. Sin darse cuenta, María se había vuelto prisionera de sus propias emociones. Se volvió prisionera de sus propios deseos, y del deseo de poseer sin más lo que ella Adoraba. A él. Allí a donde ella mirara, no veía nada ni nadie, más que a él. Y lo que era más preocupante, era que su temor más grande era desagradarle a él. Él era todo lo que ella podía sentir, y sin él absolutamente nada tenía sentido. Cada vez que se despedía de Khaled, sentía como si su alma estuviera siendo desgarrada, expuesta, descubierta de su propio ser. Su corazón se consumía con solo ver su cara, y nada era tan cercano y emotivo para ella como él. Su voz, su cara, todo la cautivaba. Y así se sentía ella: Cautiva. Creo que muchas podemos haber pasado por esa situación…¿Lo puedes identificar?

Él se volvió TODO para ella , era el aire que respiraba, y el simple olor de la idea de la existencia sin él, era dolorosamente insoportable. Porque para María, no había ningún tipo de felicidad ahí en el mundo, sin que tuviera que ver con estar con él. Pero María, simplemente juraba estar enamorada. Todo giraba en torno a él, su miedo más profundo era desagradarle a él. Ella no conocía ninguna fuente de placer fuera de complacerlo a él.

Y pensarás, ¿Porqué me cuentan hoy esta historia? Te cuento esta historia, porque algún día te preguntaste si existe el amor romántico en el  Islam, y porque María, basada en esa idea, como muchas de nosotras, juraba estar enamorada.

María, no había tenido una vida fácil. Ella había pasado situaciones muy duras en su vida; como la habían abandonado cuando ella era una adolescente, se fue en busca de su vida. Luchó contra adicciones en ese entonces, inclusive hasta llegó a ejercer la prostitución. Pero todo el dolor que pasó en su infancia y su adolescencia, no puede compararse con el dolor que pasaba ahora, mientras vivía dentro de su propia celda, de su propia creación. María se volvió cautiva de sus propios deseos.

Esa propia cautividad definida como aquella cuando uno está cautivo de sus propios deseos hasta haberles estos, hecho su esclavo. En diferenciación al corazón “encarcelado” en tanto entregado a Allah.

La agonía de la Adoración de María hacia Khaled, era más intensa que la agonía que había vivido en todas sus calamidades previas. Si bien esta agonía la consumía, nunca la llenaba, nunca la satisfacía. Ella sedienta, estaba persiguiendo desesperadamente un cambio. Pero lo que era tortuoso en realidad, era poner a alguien en el lugar que solo Allah, el altísimo, debía estar.

La historia de María no es una historia de amor. La historia de María es una historia muy dura y muy profunda, porque denuncia la Verdad de la existencia humana. Como seres humanos, nosotros hemos sido creados por nuestro creador con un sello, con una naturaleza  particular y esa naturaleza se llama Fitrah. Esta Fitrah nos lleva a reconocer la Unidad de Allah e intentar potenciar esta verdad en nuestras vidas. Por lo tanto, no hay mayor  dificultad, no hay cosa que nos cause más dolor a nosotros mismos, que poner algo igual a Allah en nuestros corazones. Asociar a Allah con otra cosa o persona en cualquier nivel y de cualquier forma, rompe el espíritu humano como ninguna otra tragedia humana puede hacerlo.

Diles: “Yo no soy más que un hombre a quien se le ha revelado que solo deben adorar a Dios, su única divinidad. Quien anhele encontrarse con su Señor (…) que no adore a nadie más que a Él”.  (Surat al khaf )

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