REFLEXIONES 2.-LA TEORÍA DE LA PROFECÍA AUTOCUMPLIDA (PARTE 2).

Bismi Allahi alrrahmani alrraheemi.
Todas las alabanzas pertenecen a Allah, lo glorificamos y nos encomendamos en Él. Nos refugiamos en Allah del mal que hay en nuestro ego y del que puedan generar nuestras malas acciones. A Quien Allah guía, nadie lo podrá desviar, pero a quien Él desvíe, nadie lo podrá guiar. Atestiguo que no hay otra divinidad excepto Allah, Único, sin asociados y atestiguo que Mujámmad es Su siervo y Mensajero. Oh Allah Bendice a Mujámmad, su familia, sus compañeros y todos los que sigan su guía hasta el Día del Juicio Final.
Esta sección se enfoca en compartir reflexiones que en nuestro día a día podemos tener como musulmanes. Algunas son propias, otras de hermanos y hermanas que insha Allah, intentamos vivir día a día en el recuerdo y en la observancia de los signos de Allah. Dice Allah en el sagrado Corán: “Él es Quien ha creado las estrellas para que puedan guiarse por ellas en la oscuridad de la tierra y del mar. Dios ha evidenciado los signos para quienes reflexionan”. (Corán Sura 6, aleya 97). Todo ello con la esperanza de acercarnos día a día a su complacencia: “Este es el sendero recto de tu Señor. He hecho claro el mensaje para quienes reflexionan” (Sura 6, aleya 126).

Reflexiones 2.-La teoría de la profecía autocumplida (Parte 2).

Dice Allah del Profeta en el Corán: “Y ciertamente estás hecho de un carácter eminente” (68:4). En la obra de Sahih Muslim se le describe de la siguiente manera: Él era de un temperamento amable y de hermosos modales en medio de un ambiente acostumbrado a la violencia arrogante. Nunca era insultante y jamás despreció al pobre o al enfermo. Honraba la nobleza y recompensaba según la valía, dando a cada cual lo más adecuado a sus necesidades. Jamás se humilló ante la riqueza o el poder, sino que llamaba a todos los que acudían a él a la adoración de Allah. Era siempre el primero en saludar y nunca el primero en retirar la mano. Era infinitamente paciente con los que acudían a él en busca de consejo o ayuda, sin importarle la ignorancia o la tosquedad de los malcriados. Siempre tenía tiempo para los que lo necesitaban. Era considerado con los visitantes hasta el punto de ceder su sitio o extender su capa para que se sentaran en ella. Prestaba a cada invitado su total atención, de tal manera que todos sin excepción sentían que ellos eran los más honrados. De todos los hombres era el menos dado a la ira y el que con menos se complacía. Los errores de sus acompañantes no eran mencionados y nunca culpaba ni amonestaba a nadie […] (pie de página 1 del libro Sahih muslim).
De igual forma recordé que había leído sobre la situación de la comunidad musulmana en diferentes países de América Latina y Europa en la que un factor importante en el trato y la percepción de los musulmanes en las diferentes partes del mundo, era los modales que tenían los miembros de dicha comunidad. Mencionaban que en algunos países de Latinoamérica había una considerable cantidad de conversos, entre ellos, personas con cierto nivel académico y económico que habían ayudado a tener una imagen alternativa a la que dan algunos medios de comunicación sobre los musulmanes.
Dice Allah en el Corán: ¡Musulmanes! Son la mejor nación que haya surgido de la humanidad porque ordenan el bien, prohíben el mal y creen en Dios […] (3:10).
Pensaba también en lo que algunos Sheij han dicho sobre que cada uno de nosotros es un embajador del Islam y que nuestro comportamiento en la sociedad contribuye a la idea que los demás tienen de nosotros, en espacial cuando somos minoría y la única información que se tiene de nuestra religión es la que dan los medios de comunicación y lo que observan en nuestro comportamiento. Así que llegué a la conclusión de que necesitaba construir las bases, tratando de seguir las enseñanzas de nuestra religión al respecto.
Como musulmanes sabemos que el conocimiento tanto de nuestra religión como de otras ciencias es algo importante Dice Allah en el Corán: “¡Lee, en el nombre de tu Señor, Quien ha creado todas las cosas!” (Corán 96:1). Respecto a esta Aleya en el prefacio de la traducción comentada del Corán, el Sheij Isa García, comenta: La primera palabra de la revelación del Corán enmarca el espíritu islámico de amor por el conocimiento. El Islam enseña que la fe no puede ser ciega, sino que tiene que nacer y fortalecerse con el conocimiento. No hay mayor enemigo de los pueblos, ni mayor amigo de los tiranos y los opresores, que la ignorancia. Y nadie está en mayor peligro de caer en fanatismos y extremismos que quien cree algo a ojos cerrados, incluso en contra de su propia lógica. El conocimiento, además, nos une. Los musulmanes tenemos un objetivo en común: servir a Dios. Nos alejamos de las mismas cosas: de aquello que Dios ha prohibido. Buscamos realizar a diario las mismas cosas: aquello que agrada a Dios. Bebemos de la misma fuente del conocimiento: el Corán y las tradiciones auténticas del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él. Cuando un musulmán se orienta hacia La Meca y comienza a recitar en árabe el primer capítulo del Corán mientras realiza su oración, puede estar seguro de que en ese mismo instante, en diferentes lugares del mundo, otros musulmanes están orientados hacia el mismo lugar, pronunciando exactamente las mismas palabras, mientras rezan de la misma forma que él.
Por lo que reflexionando sobre ello, consideré necesario aprender más sobre mi religión para fortalecer mi fe y mejorar mis modales antes de hacer pública la fé que profeso (vistiendo el hiyab), teniendo en cuenta la responsabilidad que eso implica ya que estaba consiente que por la profesión que tengo estaría en contacto con muchas personas, las cuales tendrían una imagen del islam a través de mí. Continuará inshaAllah…

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